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Pontenafonso y la playa de Broña

Dos destinos entre mar y río para pasar una jornada de máxima tranquilidad


Para este viaje hemos seleccionado dos destinos situados a unos minutos en coche el uno del otro, que además tienen la particularidad de no ser muy conocidos, al menos por el gran turismo.

Muy cerca de la localidad costera de Noia (A Coruña) desemboca el río Tambre, cuyas aguas se vuelcan sobre la ría de Muros-Noia. A pocos metros se encuentra la primera parada de nuestra excursión. Estamos en Pontenafonso, conocido antiguamente también como puente de las Pías, que une los ayuntamientos de Outes y de Noia, permitiendo salvar las aguas del mencionado Tambre.

Su nombre parece proceder del rey que ordenó su construcción, Alfonso II el Casto. Es uno de los puentes más largos de Galicia, tiene 270 metros de longitud ,lo que contribuye a subrayar la elegancia de su aspecto, incrementada cuando se ve su imagen reflejada en las aguas del río.

Tras varias reformas en el siglo XIX que le hicieron perder su estilo gótico, conserva todavía 20 arcos de perfil ojival que le confieren ese aire monumental. Los amplios pilares, que llegan a alcanzar los 3 metros de ancho, tienen tajamares por ambos lados para hacer frente a la fuerza de las aguas, cuyos cañaverales encierran una variada e interesante fauna. No hay que pasar por alto que la zona forma parte de la Red Natura 2000.

Otra de sus peculiaridades es que su tablero tiene una pequeña curva, sin que se sepa realmente si obedece a alguna razón o fue un error en su construcción, de la que se dice duró 20 años. Desde este punto se pueden iniciar una serie de rutas en vehículo o a pie para conocer otros lugares de interés.

Una playa de máxima tranquilidad

Pero nosotros nos vamos a una zona próxima, rumbo a la playa de Broña, en el municipio de Outes. Quizá no sea de las más conocidas, pero es un arenal muy tranquilo y de aguas calmas. Tiene varios restaurantes, así como un merendero con mesas y bancos de piedra para poder comer aprovechando la sombra de los pinos en los días más soleados, y en las inmediaciones un parque infantil para que los más pequeños estén entretenidos. La playa cuenta con acceso para personas discapacitadas, mediante una rampa de madera que conduce directamente a la arena. Pero por lo que resulta también atractiva es por las rutas de senderismo que parten de la misma.

La zona forma parte de un entramado de sendas para practicar la caminata, aunque en esta ocasión nos referiremos solo a una pequeña sección apta para todas las personas, ya que su nivel de dificultad es muy bajo, ideal por tanto para pasar un día en familia o en pareja haciendo algo de ejercicio y disfrutando de unas bonitas vistas.

Por el lado sur es una senda marítima que bordeando el agua llega hasta Punta Requeixo, desde donde se puede seguir por otra ruta. Es inevitable realizar paradas para disfrutar del paisaje, las pequeñas calas y las rocas que también son aprovechadas por los bañistas para tomar el sol y sacar provecho del silencio del ambiente.

Por el lado norte enlaza con la Ruta de los carpinteros de los pies mojados, de la que os hablaremos en otra excursión y llega hasta la población de O Freixo. El paisaje sigue siendo igual de agradable y el camino tan sencillo como el anterior. Al final de la senda se llega a la carretera de acceso a la playa, lo que permite realizar este recorrido en bucle, en función de las ganas que se tenga de hacer ejercicio físico, a no ser que se prefiera volver a la playa de Broña y seguir contemplando las quietas aguas de la ría de Muros y Noia.


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