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Beaulieu-sur-Mer y Saint-Jean-Cap-Ferrat

Dos preciosos pueblos de la Costa Azul


Beaulieu-sur-Mer es una de las preciosas poblaciones que se encuentran entre Niza y Mónaco. Mar y montaña se dan la mano ofreciendo una vista en la que destaca la exuberante vegetación y el azul del cielo y el mar. Al pie de los acantilados se levantan un conjunto de villas, edificios y parques que le confieren un aspecto elegante.

Beaulieu tiene dos sectores, el interior, con sus comercios y plazas, más popular y menos turístico, y el que se abre al mar, con sus playas, yates, villas y vistas inolvidables. Aquí tuvo su residencia el ingeniero Gustavo Eiffel, constructor de la famosa torre parisina que lleva su nombre.

Hay también otros interesantes edificios, como la villa Kerylos, un palacio inspirado en la antigua Grecia, construido por Théodore Reinach y que reproduce una casa de Delos del siglo II AC. Se puede visitar y es una de las imágenes más típicas de esta población. De cualquier forma, la entrada es excesivamente cara, así que a no ser que se tenga mucho interés en ver el interior, se puede pasar perfectamente sin acceder a ella. Desde esta villa se tiene una vista panorámica de Beaulieu, su playa, puerto y conjunto de edificios.

A pocos metros se encuentra La Rotonde, una atractiva construcción belle-epoque, inaugurada en 1904 como salón de fiestas del hotel Bristol. Durante la II Guerra Mundial sirvió de hospital militar para los soldados de la I División Francesa. Al lado de esta magnífica Rotonde está el jardín Verdun, lugar de esparcimiento para los habitantes de Bealieu y los turistas, con sus senderos, palmeras y áreas de diversión para niños.

A continuación hay otro destacable edificio, el casino, que además de su área de juegos cuenta con restaurantes abiertos al público con una excelente relación calidad-precio.

Justo en frente del casino se desciende a la playa de Les Fourmigues, en la bahía del mismo nombre. Un tranquilo arenal en el que disfrutar del sol y del mar de la Costa Azul. Quienes prefieran caminar tienen un paseo próximo a la arboleda desde donde admirar la playa y el paisaje que se ofrece. Es un punto que invita a detenerse y regalarse una genial panorámica.

Algunos sectores de Les Fourmigues son privados y están destinados al uso de los clientes de un restaurante y para alquiler de tumbonas y sombrillas. A un lado de la bahía hay un pintoresco puerto con yates y barcos.

Al final de la playa se inicia un precioso paseo sobre las rocas que conduce al vecino pueblo de Saint-Jean-Cap-Ferrat. Son unos 20 minutos andando con el Mediterráneo a un lado e imponentes villas al otro. Entre ellas destaca la villa Rothschild con sus impresionantes jardines, pero hay otras muchas que a buen seguro llamarán la atención del paseante. A cada tramo hay que detenerse para absorber todo lo que la vista contempla, un paisaje en el que se adivina al fondo el Principado de Mónaco y por supuesto el vecino Beaulieu-sur-Mer.

Saint-Jean-Cap-Ferrat está en una península y presume de tener más de 300 días de sol al año. Cuenta con un animado puerto plagado de restaurantes y locales de ocio, idóneos para sentarse a tomar algo y sacar partido, sobre todo por las noches, de la agradable temperatura de este coqueto lugar de la Riviera. Es un destino ideal para unas vacaciones entre playas, senderos, jardines y suntuosas villas situadas en un entorno natural.

El camino de regreso sirve para recuperar una panorámica de postal, que seguro que permanecerá indeleble en aquellos que tengan la suerte de visitar estos dos bonitos pueblos de la región de Provenza-Alpes-Costa-Azul.

Dónde comer

A la diaria y natural pregunta de dónde comer en Beaulieu-sur-Mer te respondemos recomendándote el Casino. Además de la carta, tiene un menú diario excelente y a un precio muy bueno que, desde luego, compensa y mucho. El servicio es muy amable.


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