Ponte de Lima, la villa más antigua de Portugal

Posiblemente un tanto a la sombra de ciudades más conocidas y de mayor tamaño como Oporto, Braga, Guimaraes y Viana do Castelo, la pequeña población de Ponte de Lima bien puede ser considerada una de las más bonitas de Portugal, además de ostentar el título de villa más antigua del país.

Como su nombre indica, está ligada al cauce del río Lima que la atraviesa, destacando el bonito puente de 380 metros de longitud y dos tramos de origen romano y medieval, que es el auténtico emblema de esta población del Alto Miño. A ambos lados del río una zona de paseo es lugar de esparcimiento para los limienses y los muchos turistas que la llenan durante los fines de semana.

Frente al puente, en el Largo de Camoes, se levanta el chafariz, una esbelta fuente del siglo XVII. El Paseo de los Plátanos, paralelo al Paseo 25 de Abril, enlaza el puente antiguo y el nuevo, permitiendo un agradable recorrido con el río a un lado e interesantes edificios al otro, entre ellos el Museo dos Terceiros y muy cerca la torre que en día fue cárcel de hombres y mujeres, aunque para las reclusas se habilitó otro edificio contiguo.

El casco antiguo está conformado por una red de pequeñas calles en las que destaca el abundante número de restaurantes y locales de tapeo. Hay muchos edificios blasonados y otros muy interesantes, entre ellos el Centro de Interpretación de la Historia Militar y la Cámara Municipal, la Casa de Nossa Senhora da Aurora, la de Dos Calistos y la de Dos da Garrida e iglesias como la Matriz.

En la Torre de Sao Paulo, en el Paseo 25 de Abril, el viajero podrá observar unas marcas en el muro que muestran las increíbles crecidas sufridas por el río Lima y que permiten hacerse una somera idea de las temibles inundaciones padecidas por la población.

Cruzando el puente se llega a las iglesias de Santo António da Torre Velha y la Capilla do Anjo da Guarda.

En el Paseo 25 de Abril se ubican también el monumento a las Ferias Novas y al Folclore y, un poco más abajo, en la explanada que lleva a la orilla del río, las estatuas de soldados romanos y el marco miliario.

Ponte de Lima renace los fines de semana con una notable presencia de turistas que llenan sus bares y restaurantes, incluyendo una pequeña zona de copas en la Rúa Formosa.

Todos los lunes se celebra un gran mercado al que acuden compradores de muy diversos lugares, pero además hay otras importantes citas como son las fiestas de las Vaca das Cordas (una especie de corrida de toros al aire libre), el Corpus Christi, la Feria del Caballo (tercera semana de junio) y las Feiras Novas, una fiesta que se celebra desde el siglo XII y que tiene lugar durante tres días en la tercera semana de septiembre.

Ponte de Lima tiene algunos buenos restaurantes. Si buscas dónde comer las opciones que te pueden interesar son A Tulha, O Brasão (ambos en la Rúa Formosa) y Açude, este último junto al Club Náutico, al otro lado del puente de Nossa Senhora da Guia, pero apenas a unos diez minutos a pie del centro.

Para elegir un hotel dónde dormir, no hay que dudar mucho, el Hotel Inlima, casi al pie del mencionado puente y en pleno Paseo dos Plátanos, es un establecimiento de cuatro estrellas, con aparcamiento propio, buen precio e instalaciones muy agradables. Además hay habitaciones con balcón desde las que disfrutar de la vista sobre el río.

Ponte de Lima es uno de esos destinos que nos gusta recomendar por la tranquilidad con la que se disfruta de esa pequeña población, excelente para un fin de semana en el que se quiera desconectar absolutamente de todo.