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Qué visitar en el parque nacional Peneda-Gerês-Xurés

Ruta por sus pueblos, embalses, montañas y cascadas


El parque nacional Peneda-Gerês-Xurés es un espacio natural de gran belleza con reducida influencia humana, compartido por Portugal y España, de ahí la doble denominación de Gerês, en portugués, y Xurés, en gallego.

Está plagado de rutas de senderismo, algunas muy curiosas y atractivas como la del contrabando, que hasta no hace tantos años servía para pasar clandestinamente mercancías entre Galicia y Portugal. En esta reserva de la biosfera se encuentra el segundo pico más alto del país vecino, pero sobre todo hay muchas lugares interesantes para visitar.

Lugares con misterio

El puente da Misarela encierra sus propias leyendas, lo que le ha valido también el nombre de Puente del Diablo. Permite cruzar el río Rabagao, es de origen medieval y se encuentra en el fondo de un desfiladero, enlazando con los restos de una calzada romana. Tiene un solo arco y un vano máximo de 13 metros. Está entre Ruivaes y Ferral y a él se accede a pie caminando unos 15 minutos. En su proximidad durante el verano se celebran fiestas relacionadas con las viejas historias que relacionan el puente y el diablo.

Cascadas

Con tantos cursos de agua que atraviesan el parque nacional Peneda-Gerês-Xurés, no es nada difícil encontrar abundantes caídas de agua. Una de las más bonitas es la del río Arado, a unos 900 metros de altitud. Está a 8 kilómetros de Vila do Gerês y cerquísima del mirador de Pedra Bela, del que después hablaremos. Se llega hasta ella muy fácilmente en coche, y el último kilómetro se recorre a pie, subiendo finalmente unas escaleras hasta tenerla a unos pocos metros.

A las afueras de Fafião está la cascada de Várzeas, también llamada de Tahití o de Fecha de Barjas. Hay que descender desde la misma carretera que lleva a la aldea de Ermida por un camino muy empinado, en función del estado físico de cada uno y del riesgo que se quiera asumir. Esta es una de las caídas de agua más populares entre los turistas.

La cascada de Pincães está también en las inmediaciones de Fafiao. La lengua de agua cae entre dos enormes macizos de piedra, como si se hubiese abierto una brecha en la roca. Se llega a ella desde el mismo pueblo por un camino que al final es bastante angosto y pedregoso. Como ocurre en otras de este tipo, se forma una poza que invita a remojarse después de la caminata.

Para llegar a la de Pitões se toma un desvío antes de entrar en dicha aldea. Hay que seguir a pie unos 20 minutos, que serán al menos 30 en el regreso cuesta arriba. Siguiendo las indicaciones del camino se desciende por una pasarela de madera con bastantes escalones hasta vislumbrar la caída de agua.

El primer desnivel es de 30 metros, seguido de otros de menor altura. Además de la refrescante imagen del agua, llama la atención la frondosa vegetación de este lugar.

Aunque no es exactamente una cascada, las pozas del río Fafião son un lugar digno de ser visitado. Desde el puente da Pigarreira, a la salida de Fafião en dirección a la cascada de Várzeas, justo en el límite entre los distritos de Vila real y Braga, se forman unas pequeñas charcas aprovechadas por los lugareños para tomar un baño en los días calurosos. Hay mesas para una tranquila comida, dos puentes para atravesar a pie el río y unas escaleras desde las que disfrutar de una vista general del lugar.

Miradores

Saliendo de Vila do Gerês y tras rodar por una estrecha y retorcida carretera se llega al mirador de Pedra Bela, otro de los lugares imprescindibles en el parque nacional Peneda-Gerês, ya que desde él se tiene una excepcional vista de la albufera de Caniçada y de los ríos Gerês y Cávado que serpentean por la sierra.

Desde ese punto, a 829 metros de altitud, se contempla toda la belleza de la región, de este auténtico pulmón compartido por Portugal y España. Poco más hay que decir, salvo admirar la espectacularidad del paisaje.

Castillos

El castillo de Montalegre, monumento nacional desde 1910, se construyó a finales del siglo XIII en los reinados de don Alfonso III y don Dinís como defensa de la frontera norte del Reino de Portugal. Fue modificado en el siglo XIV y sobre todo en el XV para adaptarlo al uso de armas de fuego. En el siglo XVII volvió a alterarse su estructura, esta vez para facilitar el empleo de artillería.

Consta de torre del homenaje y de las torres del reloj, pequeña y del sur. Se puede visitar gratuitamente . En lo alto de sus muros hay una bonita panorámica de la villa.

La típica población de Lindoso también conserva su castillo en la cima de una suave colina. Data de comienzos del siglo XIII y sirvió como defensa en las luchas contra la corona de Castilla. La torre del homenaje alcanza los 15 metros de altura. En su interior hay un museo con una interesante colección de armas. Forma un curioso conjunto con los hórreos, conocidos aquí como espigueiros, que se amontonan a escasos metros.

Poblaciones

Si eres del norte de Portugal o de España, especialmente de las zonas de El Bierzo, Asturias o Galicia, muchas de las aldeas y pueblos, salvo alguna excepción, no serán de gran interés para ti, así que si es tu caso te aconsejamos que no les dediques demasiado tiempo.

Entre las más pintorescas está la de Pitões das Junias, a casi a 1.200 metros de altitud. Sus pequeñas calles se entrelazan con casas de notoria antigüedad que alternan con otras rehabilitadas.

Tourém hace frontera con España, está situada al norte de la Serra do Gerês, en el margen izquierdo del río Salas. Aquí arranca la ruta de los contrabandistas, de la que ya hemos hablado.

Entre lo más interesante de esta aldea está el Forno do Povo, el horno del pueblo, todavía usado en la actualidad por los vecinos que se turnan para cocer el pan.

Más interesante es Vila do Gerês, un bonito pueblo con varios balnearios, un gran parque y un espectacular bosque que lo rodea. Destacan también los edificios de la calle principal, entre ellos la arcada, donde se encuentran las Termas do Gerês, ya conocidas por los romanos hace 2.000 años.

Montalegre es la población más grande del Gerês. Tiene más de 9.000 habitantes, un agradable casco urbano, llamativos edificios públicos y una atractiva oferta cultural.

Además del castillo, del que ya hemos visto antes, destaca la iglesia del Castillo, rodeada de árboles que le proporcionan un aire sereno. Aunque es de origen medieval, fue reformada en el siglo XVII. Llama la atención la torre con el campanario, que está separada del cuerpo principal del templo.

Río Caldo nos acerca a las actividades acuáticas. En su puerto deportivo atracan pequeñas embarcaciones e incluso un barco turístico que ofrece un atrayente paseo por la albufera de Caniçada. Cuenta, asimismo, con dos playas para tomar el sol en la época estival.

Pegado a Río Caldo está Sao Bento, en la que no pasa desapercibido el santuario del mismo nombre, que es el segundo lugar de peregrinación más importante de Portugal, acogiendo a cientos de miles de fieles cada año.

Enfrente del recinto religioso se abre un bonito parque adornado con una tupida vegetación, un estanque con barcas y un paseo con un buen número de mesas para reuniones y comidas domingueras.

Museos

En varias poblaciones hay Ecomuseos en los que se muestran objetos, aperos agrícolas, vestimentas, ajuares de época y otros muchos objetos y fotografías para conocer mejor a la gentes del Gerês. Recomendamos visitar el de Montalegre y el de Salto, este situado en la Casa do Capitão, y en ambos casos con personal amabilísimo.

Otros lugares de interés

Entre los muchos lugares que se pueden visitar incluimos el Fojo dos Lobos. Una especie de pasillo en forma de embudo con muros de piedra, terminado en un profundo pozo, que antiguamente se utilizaba para cazar los lobos. El de Fafião se encuentra en muy buenas condiciones y es fácilmente accesible. Este tipo de construcciones es típica del noroeste de la Península.

Dónde comer

Si buscas donde comer en el parque nacional Peneda-Gerês nuestra recomendación es muy clara: restaurante Lurdes Capela. Lo encontrarás en Rua Dr. Manuel Gomes de Almeida, 77, Vila do Gerês, en la calle principal del pueblo. Pon atención porque justo al lado hay otro local con un nombre muy parecido, en realidad con el mismo apellido. Carta muy amplia, comida casera, tradicional, pero también con algunos platos que te sorprenderán. No admiten reservas, así que hay que tener paciencia y esperar a que vayan quedando mesas libres porque suele estar lleno. De todas formas, la espera no suele ser excesiva. Son muy rápidos en la atención a las mesas y muy amables.

Una última recomendación: si viajas por el parque nacional Peneda-Gerês llévate un mapa de carreteras, no te fíes del navegador de tu coche porque puede llevarte por rutas indeseables y casi intransitables. Solo falta que te cojas unos días y que conozcas in situ este precioso paraje del norte de Portugal.


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