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Saint Paul de Vence


Es, sin duda, una de las villas más encantadoras de la Riviera Francesa, pero además está considerado uno de los pueblos más bonitos de Francia, en el que residieron artistas, pintores y escritores. Se ubica en la región de Provenza-Alpes-Costa Azul, en el departamento de los Alpes Marítimos, a medio camino entre Niza y Cannes.

Saint Paul de Vence ofrece magníficas vistas que inspiraron a pintores como Picasso, Modigliani, Matisse, Soutine o Utrillo. En la entrada del pueblo se atraviesa una explanada en la que jugaban a la petanca los actores Lino Ventura e Yves Montand, e inmediatamente accedemos al interior del recinto amurallado a través de la Puerta de Vence.

Recorrer Saint Paul es revivir 1.000 años de historia. Llamada al principio Castrum Sancti Pauli, se convirtió en una fortaleza fronteriza con una muralla medieval transformada por Francisco I en fortificación a prueba de cañones, cuyo perímetro puede recorrerse actualmente de forma parcial para disfrutar de magníficas vistas.

Paseando por sus calles se siguen los pasos de Picasso, Joan Miró, Marc Chagall, Jacques Prévert, Simone Signoret, Yves Montand y una larga lista de estrellas del cine. De hecho nos encontraremos con multitud de talleres y galerías de artesanos, pintores, escultores y diseñadores que muestran originales creaciones.

Las antiguas casas de piedra dan contorno a las callejuelas, algunas de ellas con arcadas y escalinatas, que son una prueba evidente del encanto de un núcleo urbano que invita al paseo sosegado, dejándose llevar por los estrechos pasos flanqueados de restaurantes y galerías de arte.

Entre los muros de piedra se esconden pequeños tesoros que hay que descubrir sin prisas, al final de un recodo, detrás de una fuente, al pie de la muralla… El visitante se reencuentra con las huellas de la historia en un ambiente típico e íntimo. Uno de los rincones más emblemáticos es la gran fuente, en el antiguo mercado, de la que Verlaine escribió: el chorro de agua hace siempre su sonoro murmullo.

Entre las casas de artistas que allí vivieron encontramos las del  poeta, autor teatral y guionista cinematográfico Jacques Prévert y, casi puerta con puerta, la de Jean Paul Brusset, pintor y amigo de Jean Cocteau, con el que pintó la iglesia de San Pedro en Villafranche sur Mer.

Al estar sobre un promontorio, desde la muralla ofrece unas excelentes vistas del departamento de los Alpes Marítimos, con el mar hacia un lado y hacia el otro, los pre-Alpes.

Qué ver

Como ya mencionamos antes, Saint Paul de Vence está considerado uno de los pueblos más bonitos de Francia, aunando una hermosa arquitectura, una vida tranquila y la riqueza cultural a la que contribuyeron artistas, poetas, pintores y actores. Por donde quiera que nos encaminemos nos toparemos con las numerosas galerías de arte y talleres de artesanos con obras verdaderamente interesantes y exclusivas e incluso con centenarias bodegas de vino. Las calles fueron pavimentadas a principios de los años 50 con guijarros que eran traídos de madrugada por los vecinos del pueblo de las cercanas playas de Cagnes sur Mer y Villeneuve-Loubet.

Entre los lugares a visitar está la vieja escuela de Célestin Freinet, maestro y pedagogo, creador de las técnicas que llevan su nombre, utilizadas en diversos métodos de investigación pedagógica; el ayuntamiento, que ocupa el antiguo torreón del castillo; la iglesia de la Conversión de San Pablo, construida entre los siglos XIV y XVI, y uno de los tesoros del pueblo, en cuyo interior se puede admirar una pintura de Santa Catalina de Alejandría, obra de Tintoretto; la Capilla de los Penitentes Blancos, decorada por el artista Jean Michel Folon y sus artesanos, que residió en este pueblo durante más de 30 años, y el Museo, que recoge una interesante colección para saber más de la historia de Saint Paul y de la Provenza. Aunque no todo lo que se define como arte parece serlo. Basta con ver la obra de un supuesto artista japonés en lo alto de la capilla, que más bien parece el trabajo de un mal aprendiz de carpintero.

Definitivamente, Saint Paul de Vence requiere perderse por sus estrechas calles, disfrutar de rincones como La Placette, o detenerse en sus plazas para sentarse en la terraza de un café. Este encantador pueblo, con todas las características de las villas provenzales os va a conquistar. Es una de las visitas imprescindibles de la Costa Azul, tanto más si lo que deseas es recuperar la sencillez, la pausa y la tranquilidad que no te ofrecen otras localidades cercanas como Cannes, Niza o Antibes. Desde cualquiera de estas últimas podéis ir a Saint Paul tomando el tren hasta Cagnes-sur-Mer y allí , en la misma estación del tren, cogiendo el autobús 655.


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